Cierra los ojos le decía el padre a su pequeña, la tenía sentada en sus rodillas bajo un árbol mientras caía la tarde, y miraban aparecer una a una las estrellas en el cielo.
Recuerdas lo que te he dicho sobre las personas que se van, que sucede con ellas.
Claro papa—Dijo Azucena—Siempre lo tengo presente; recuerdo el cielo en mis ojos aún teniéndolos cerrados, por que las estrellas están allí aun cuando yo no puedo mirarlas, igual sucede con las personas, todos aquellos que pasan por nuestra vida, nos dejan algo de sí un recuerdo, una enseñanza, una sonrisa, a veces guardamos cosas de las ,personas algún recuerdo, como de los niños, que juegan en la plaza podemos guardar sus sonrisas y canciones, igual que se pueden guardar de las flores el olor de sus perfumes, igual guardamos de todos con los que nos cruzamos, algo.
Nunca, volvemos a ser los mismos cuando conocemos a alguien; porque las personas nos llenan, nos vacian, nos enseñan, aprendemos, nos confunden, nos asombran, nos intrigan, nos enamoran, nos hacen reir, o simplemente nos hacen maravillarnos, de cuan diferentes podemos ser los seres humanos.
Es por eso que cuando las personas no están, físicamente se han ido, sólo debo cerrar los ojos y recordar como son las estrellas, por que son muchas, miles, llenan el cielo y parecen iguales, pero no lo son, cada una es diferente única, y aunque no se ven algunas veces por el sol, siempre están allí.
Papa—dijo Azucena-- Yo deseo ser como una estrella, cierra os ojos y piensa que no estoy- que recordarías de mí?—
El padre lo pensó un momento y aunque no quería pensar en no tenerla, le respondió—Recordaría de ti, la manera en que tu sonrisa me ilumina las mañanas, recordaría como cuando caes, siempre te levantas, como para ti cada cosa que descubres es un milagro o un tesoro, lo grande que me siento cuando debo protegerte; lo pequeño que quiero sentirme cuando jugamos escondidas, lo orgulloso que me siento de ver la mejor de mis creaciones, crearse cada día, jajajaj—sonrio para apagar una lagrima que se asomaba—Recoradaría de Ti que eres Tu azucena, única como una estrella.
Azucena sonrió y corrió por el campo, feliz de sentirse ella también una estrella.
Unas semanas después aquella terrible fiebre volvió y esta vez el padre de azucena no regreso más de su sueño, su madre estaba preocupada ppor que la pequeña no había llorado una sola vez y ahora que la buscaba para hablar con ella no la encontraba; la miró allá a lo lejos bajo el árbol, fue por ella cuando llegó encontró a la pequeña con los ojos cerrados, siéntate mamá ,llegaste a tiempo, la madre se sentó junto a la niña y la escucho.
Cierra los ojos mamá puedes ver las estrellas, --no amor -dijo su madre- si tengo llos ojos cerrados como veré las estrellas- Mamá aunque no las mires allí están, es igual con papá; no lo puedes ver pero esta—La niña al ver que confundía a su madre le explicó.
Sabes que recuerdo de papá, -dime dijo su madre- Que siempre estaba para mí, que me acompañaba, que soñaba junto a mí, y lo más importante, que quería verme crecer, así que te aseguro mamá, tiene un lugar en primera fila, este donde este.
La niña volvió a cerrar los ojos, para mirar todas las personas que formaban parte de ella, y para mirar dentro de ella a su padre, y así siempre lo siguió haciendo.
Recuerdas lo que te he dicho sobre las personas que se van, que sucede con ellas.
Claro papa—Dijo Azucena—Siempre lo tengo presente; recuerdo el cielo en mis ojos aún teniéndolos cerrados, por que las estrellas están allí aun cuando yo no puedo mirarlas, igual sucede con las personas, todos aquellos que pasan por nuestra vida, nos dejan algo de sí un recuerdo, una enseñanza, una sonrisa, a veces guardamos cosas de las ,personas algún recuerdo, como de los niños, que juegan en la plaza podemos guardar sus sonrisas y canciones, igual que se pueden guardar de las flores el olor de sus perfumes, igual guardamos de todos con los que nos cruzamos, algo.
Nunca, volvemos a ser los mismos cuando conocemos a alguien; porque las personas nos llenan, nos vacian, nos enseñan, aprendemos, nos confunden, nos asombran, nos intrigan, nos enamoran, nos hacen reir, o simplemente nos hacen maravillarnos, de cuan diferentes podemos ser los seres humanos.
Es por eso que cuando las personas no están, físicamente se han ido, sólo debo cerrar los ojos y recordar como son las estrellas, por que son muchas, miles, llenan el cielo y parecen iguales, pero no lo son, cada una es diferente única, y aunque no se ven algunas veces por el sol, siempre están allí.
Papa—dijo Azucena-- Yo deseo ser como una estrella, cierra os ojos y piensa que no estoy- que recordarías de mí?—
El padre lo pensó un momento y aunque no quería pensar en no tenerla, le respondió—Recordaría de ti, la manera en que tu sonrisa me ilumina las mañanas, recordaría como cuando caes, siempre te levantas, como para ti cada cosa que descubres es un milagro o un tesoro, lo grande que me siento cuando debo protegerte; lo pequeño que quiero sentirme cuando jugamos escondidas, lo orgulloso que me siento de ver la mejor de mis creaciones, crearse cada día, jajajaj—sonrio para apagar una lagrima que se asomaba—Recoradaría de Ti que eres Tu azucena, única como una estrella.
Azucena sonrió y corrió por el campo, feliz de sentirse ella también una estrella.
Unas semanas después aquella terrible fiebre volvió y esta vez el padre de azucena no regreso más de su sueño, su madre estaba preocupada ppor que la pequeña no había llorado una sola vez y ahora que la buscaba para hablar con ella no la encontraba; la miró allá a lo lejos bajo el árbol, fue por ella cuando llegó encontró a la pequeña con los ojos cerrados, siéntate mamá ,llegaste a tiempo, la madre se sentó junto a la niña y la escucho.
Cierra los ojos mamá puedes ver las estrellas, --no amor -dijo su madre- si tengo llos ojos cerrados como veré las estrellas- Mamá aunque no las mires allí están, es igual con papá; no lo puedes ver pero esta—La niña al ver que confundía a su madre le explicó.
Sabes que recuerdo de papá, -dime dijo su madre- Que siempre estaba para mí, que me acompañaba, que soñaba junto a mí, y lo más importante, que quería verme crecer, así que te aseguro mamá, tiene un lugar en primera fila, este donde este.
La niña volvió a cerrar los ojos, para mirar todas las personas que formaban parte de ella, y para mirar dentro de ella a su padre, y así siempre lo siguió haciendo.

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