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sábado, 19 de septiembre de 2009

Juan—amigo; sonrío Pedro al encontrar a su amigo; en plena calle, se acerco y lo abrazo

Pedro no podía creer lo que sus ojos veían; porque estaba bien sobrio hacia caso de aquella imagen, temeroso de que fuera el mismo demonio tratando de jugar con él, lo miro con desconfianza, quien eres?—Le preguntó

Como que quien soy?, tu amigo Juan; claro lo reconozco debo verme más viejo, pero no puedo haber cambiado tanto para que no recuerdes mi cara, éramos como hermanos, vivíamos al lado, ¿es que de verdad no me recuerdas?.
Juan tomó a Pedro por un brazo y lo llevó a la taberna de fondo de la callecilla; allí se sentó junto a él y antes de decir cualquier cosa se apresuro a pedir al tabernero una copa, la cual apresuró por su garganta para empujar su corazón que quería salírsele de por la garganta.
Aquello le parecía extraño a Pedro, sabía que el tiempo había pasado pero no era para que su amigo, lo tratara como un desconocido.
Cuando se hubo recuperado Pedro lo miro; muy serio con los ojos muy firmes sobre él,-¿Qué haces aquí porque has vuelto?- ¿cuánto tiempo atrás te fuiste cinco años acaso?-
Pedro lo miraba, con una risa clara en el rostro; como quien viniera de parar una noche de fiesta, a casa, para ser felicitado, no como lo veía Juan; como el joven que se había marchado dejando a su madre sola y a su amada desesperada, para buscar fortuna y de quien nunca se había sabido nada, ni siquiera una carta avisando a las desdichadas que él se encontraba bien, para menguar los llantos.
Juan ha sido una fortuna encontrarte, he ido a mi casa y mi madre no se encuentra me han dicho que ya no vive allí; iba en tu busca, para que me ayudaras a encontrarla, ¿sabes acaso donde vive ahora, sabes que ha sido de Isis?.
Pedro como pretende presentarte a tu madre así como así, la mataras de un susto, y Isis, no sé si ella quiera verte habrá que preguntarle, o ¿te olvidas que la abandonaste?
Abandonarla, vamos, jajaj , yo le deje una carta diciéndole que debía buscar fortuna, conocer un poco más el mundo antes de casarnos, ella quería que nos casáramos pronto y yo aún no estaba preparado, pero le dije que volvería y así lo he hecho, volví porque te diré, a pesar de que estuve con otras mujeres ( y algunas muy bellas he de confesarlo); ninguna ha podido borrármela de mí corazón—Basta Pedro no quiero escuchar tus aventuras—Se levantó Juan de golpe, hablaré con tu madre y te llevaré con ella, mañana vendré por ti a esta hora.
Juan llegó a casa y buscó a Helena, tomó a la vieja de ambas manos se arrodilló en el suelo junto a ella, le beso las manos y le dijo, madrecita como se ha sentido hoy, cuénteme ¿ya no le duelen los pies?, --la cobijó-- y si le doy uno de esos masajes que le gustan tanto, así se sentirá mejor, lleno sus manos con aceite caliente y comenzó a frotar los pies de la viejita, - mirando sus ojos esperando un minuto de paz, para poder decir aquellas palabras, hoy me he topado con un amigo en la calle, ha sido una alegría enorme, quiero, traerle a casa mañana, y quiero que estés preparada; --Helena sonrió y dijo, vaya desde cuando debo estar preparada para ver a tus amigos, la mayoría saben que soy vieja y fea—jajaj sonreía mientras decía con cariño estas palabras para sí—
Se levantó y la abrazo,- es mi amigo Pedro que ha vuelto—al decir esto sujeto lo más fuerte que pudo aquella mujer en sus brazos, pues aunque no era su madre, los últimos años los habían unido a tal punto que solo la sangre era prueba de que no era su madre, (les aseguro que si la sangre hablara, gritaría que no le hagamos caso a veces).
Helena sintió como su cuerpo, se helaba, sintió sus piernas tambalearse y se sentó, tomo el rostro de Juan en sus manos y le dijo, hijo mío, ¿le has visto?, ¿está bien?, llévame con él, cuéntamelo todo.
Juan sintiendo que había pasado el peligro y que su corazón de madre resistiría aquella sorpresa (es más es probable que sólo por volver a ver a su hijo viviera aquella mujer), relato todo el encuentro, aparentando una felicidad, que del todo no sentía.—Madre mañana lo traeré para que lo tengas en tus brazos de nuevo.
Aquel día entre la labor del campo y todo lo que tenía en mente transcurrió muy de prisa, llegó la hora de ir por Pedro, fue por él y espero mucho rato y no lo encontró, no tenía idea de cómo regresaría a casa a dar la noticia.
Su mujer le ayudo a quitarse el abrigo, y le dijo -quieres que te acompañe-, tomo su mano y dijo, ven conmigo por favor, fueron hasta donde Helena que se había quedado dormida, mientras esperaba, Juan le dijo, surgieron problemas madrecita, no llegue a tiempo y él se había marchado, espero que pronto pueda venir a verla.
Varios días estuvo Juan en aquella taberna esperando el regreso de Pedro pasaban casi diez días cuando, le vio llegar.
Juan amigo yo no he podido avisarte que me apareció un negocio y debí atenderlo.
No me des explicaciones te olvida que te conozco, vamos tu madre espera.
Dime-preguntó Pedro le dijiste a Isis que volví que volví para casarme con ella—
Juan volvió su mirada a Pedro y le dijo, si le dije, ella estará allí.
Cuando llegaron a la casa, Helena les abrió la puerta llenó de besos a su hijo Pedro y lo llevó adentro, allí le insistió en contarle todo cuanto había visto y disfrutado en sus viajes, Pedro no paraba de hablar de los lugares y la gente que había conocido en estos viajes de los lujos con que había vivido, de las fortunas que tuvo y luego perdió, de amores y de tanta cosas más.
Helena lo miro y lo hizo callar, bueno, ha sido suficiente de ti, dime que aras ahora, en que trabajaras, que planes tienes para tu vida.
Pedro miro a su madre, y le dijo madre porque dejaste tu casa, ¿de quién es esta casa?
Helena le sonrió y le dijo, esta es la casa de mis hijos.
Tus hijos –jajaj sonrió –yo no tengo hermanos—
No es cierto, pero yo tengo otros hijos, los que se ocuparon de mi cuando te fuiste, que me cuidaron y me dejaron formar parte de sus vidas, Juan y su esposa, me han dado un lugar en esta familia y ahora es la mía cariño.
Juan amigo!! No me has dicho que te casaste, claro ni tiempo te he dado—como es ella, mnn :S no recuerdo que tuvieras una novia.
Isis entró por la puerta y tomó a Juan de la mano, -su esposa soy yo dijo con vos firme- y mirando a su esposo que temía por aquella visita y sus mujeres,
Pedro se sintió traicionado de pronto- Traidor!! Mal amigo gritó a Juan y se tiró a golpearlo pero fue su madre quien se puso frente a él, no te atrevas hijo,- no hablare por Isis porque creo que ella puede decirte como se sintió cuando la dejaste, pero hablare por mí, por lo sola que me sentí y sin vida, y no dejo que llames traidor a tu amigo que cuido de mi en nombre de tu recuerdo—
Mi recuerdo—dijo Pedro -se robo mi vida, mi mujer, mi madre-
Basta dijo Isis, tu mujer, acabas de contar a tu madre cuantos amores y aventuras tuviste en estos años, que ninguna borro mi recuerdo, pues yo no tendría por qué ser un recuerdo, nunca debiste irte de mi lado, si te fuiste tú lo elegiste así,
Pero no me esperaste mujer—¿te dije que volvería por ti por qué no esperarme?
¿Qué pasa?—Entró una pequeña niña tendría unos seis años, corrió a los brazos de su padre de los que contrastaba un poco, ya que diferente a todos los presentes, Juan, era un hombre muy rubio, de piel blanca y ojos azules; los demás todos eran de piel más morena y ojos oscuros por su puesto no Pedro, que tenía los ojos color aceituna, igual que su padre, e igual que la pequeña.
Isis tomó a Sara de los brazos de su padre, y la abrazo –Pedro hay cosas que no podían esperar mientras tú te divertías.—Miró a su esposo, llena de amor, respeto y un cariño gigante por aquel hombre, -Ayer me preguntaste cariño, si quería mi libertad para escoger, si quería otra cosa tu lo entenderías,-- le beso en los labios --y le dijo; siempre he tenido mi libertad contigo, y a ti a mi lado para apoyar mis decisiones y mis errores, amor, yo elegí cuando me elegiste.
Salió de la habitación sin mirar atrás, nada tenía ella que hacer allí de su parte, todo estaba dicho.
Ella—Dijo Pedro—
Es la hija de Juan—Se apresuro su madre a decir—Se llama Sara, como tu abuela; es una niña preciosa, y su padre la adora desde el día en que supo que iba a nacer. Besó dulcemente a Pedro y le dijo, me imagino cariño que tus aventuras te llevaran pronto a otros vientos, por favor trata de escribirnos para saber cómo estás y vuelve pronto a visitarnos todos estaremos felices de tenerte de nuevo.
Pedro miró a Juan—Lo miraba, pensando en cuan torpe había sido, en cuan afortunado era ahora Juan.
Abrazo a Juan y le beso en la mejilla, con amor y respeto,- hermano!,- le dijo-Gracias; que tonto he sido, he salido a buscar aventuras y tú has vivido las mejores!!
Se cerraba la puerta detrás de Pedro y dentro Juan miraba a sus mujeres, pensando, que era el hombre más feliz del mundo, porque no necesitaba probar amores, si no cuidar del que tenía y hacerlo el mejor de todos :D

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