Clara pasaba sus horas enteras en la biblioteca de su padre, llena de viejos libros, el era maestro, se dedicaba a la enseñanza y durante toda su vida había coleccionado libros, buenos y no tan buenos, sin embargo --De todos los libros puedes aprender algo-decía siempre el maestro Roberto a sus hijas.
Ella era la mayor de sus hijas, siempre metida en los libros aprendiendo cosas nuevas, en el campo escribiendo, o llevando la casa, desde que su madre murió al nacer su hermana Alba, esta más bien, por no haber tenido a su madre había sido educada bajo mimos desproporcionados, era caprichosa, vagabunda y poco provechosa.
La chica siempre estaba atenta a todo lo que necesitaran su padre y su hermana, su posición era de privilegio, no necesitaba ocuparse de labores domesticas pues tenían suficiente gente para ayudarles, pero ella era de las que necesitaba estar pendiente de todo, saber de todo y ocuparse personalmente de cuanto podía; temprano en la mañana le gustaba alimentar a los animales, y tal vez si el día lo permitía montar un rato a caballo, regresaba para preparar el alimento ella misma o supervisar que se hiciera de la manera que ella indicaba, ayudaba con la limpieza de las habitaciones y alguna vez se entrena, preparando ropa para su hermana o su padre, era intuitiva, juiciosa y muy critica esto lo había aprendido en los libros, los cuales siempre la llevaron a querer aprender más, leía todo lo que le caía en las manos, aunque fuera extraño o para muchos sin sentido práctico, poesía, novelas, historia, geografía, ciencia o lo que fuera.
Esa tarde llovía, ferozmente al punto que el río estaba por salirse de su cauce, Don Roberto y Clara acompañaron a los hombres del pueblo en su labor de rescatar no sólo a vecinos, ayudaba Clara a llenar sacos de arena junto a otras mujeres los cocían y los ponían apilados para evitar una catástrofe peor, escuchó a lo lejos un carruaje que corría a velocidad y volteó sin duda el chofer no se detendría al paso del río y podía ser peligroso, corrió, hasta el coche para salirle al pasó sin embargo no llegó a tiempo, momentos antes de llegar al rio los caballos se asustaron y el coche resbalo por el agua que llevaba ya el camino, se volcó y con ambos hombres el cochero y el hombre que viajaba en el coche; el cochero salió rodando, lleno de raspones y moretones un brazo muy herido, pero el pasajero, quedó atrapado en el coche con un fuerte golpe en la cabeza, Clara se apresuró a destaparlo y ayudarlo pidió ayuda y de inmediato fue llevado a su casa y puesto en una habitación, le vio un médico y Clara se dedicó las semanas siguientes a cuidarlo con el esmero y la dedicación que la caracterizaban en todo, no se separó de la cama del joven en mucho tiempo y estaba cansada, su padre debió enojarse con ella
Clara—Esto es demasiado ahora mismo te vas a tu cuarto a dormir, si no descansas no te dejare estar más cerca de este joven terminaras enferma en una cama a su lado—
--Padre aun no despierta—No quiero irme de su lado—
El Maestro Roberto mandó llamar a Alba y le dijo que cuidara del joven—
Como!!! Yo porqué saldría de paseo ahora mismo, que lo cuide la nana; por que yo debo hacerme cargo de las obras benéficas de mi hermana, que lo cuide alguien más,
No señorita- sentenció su padre- usted se quedará con él mientras su hermana descansa—
Clara, aun cuando no estaba de acuerdo en descansar, sus fuerzas ya le ganaban, tuvo que reconocer que su padre tenía razón aquello era demasiado para ella. Subió a su cuarto y en cuanto hubo tocado su cama durmió profundamente.
Un hombre elegante llamó a la puerta de la casa del Maestro Roberto, fueron a abrir y condujeron al Sr a una de las salas donde al ser atendido por el maestro, surgió esta plática---Mi nombre es, Jorge de la Torre, me informaron en el pueblo que hace unos días cuando la tormenta usted y su hija rescataron a un joven que viajaba en un carruaje y tuvo un accidente; mi hijo desapareció esa misma noche no he sabido nada de él, y me gustaría poder reconocer a su invitado,
Pero por supuesto sígame,--- le dijo Don Roberto—Mientras lo conducía al cuarto donde descansaba el joven;
Don Jorge miro aquel cuadro aquella joven sentada al lado de su hijo Pablo, quien se veía herido, aun dormido, pero sin embargo se notaba el cariño y esmero con que había sido cuidado y la atención que se centraba en que el sanara, miró a Alba, fijamente y se acerco cuando se acerco, le sujeto la mano y le dijo, señorita lo que usted ha hecho por mi hijo; nunca sabré como pagárselo; antes que su padre pudiera decir nada, Alba, contesto, no se preocupe señor, es algo que habría hecho por cualquiera—Sonrió—
Ahora descansada Clara y habiendo preparado algo fresco para el joven subió a la habitación para darle de comer y se encontró con toda aquella gente en la habitación, -que sucede aquí, salid todos ahora mismo, él necesita descansar y lo que menos necesita es tanta gente—
Ja jaja sonrió Don Jorge—Vaya esta muchacha de la casa es de verdad una fiera—
Es mi hija—Dijo el maestro—Mi hija mayor Clara
Alba sujeto al noble caballero del Brazo y lo condujo fuera del cuarto—Por favor sígame le llevare a tomar algo, dejemos que ella se ocupe ahora—
Clara no entendía lo que sucedía y era poco en realidad lo que le importaba porque a ella solo le preocupaba la salud de su paciente—
Sin embargo su padre ya había intuido lo que Alba Tramaba, no era una joven preparada o algo inteligente, pero a la hora de hacer cálculos rápidos, era ágil, había intuido por los modales y vestimenta del Señor que el joven sería de Buena familia, a demás su apellido De la Torre era uno de los más prestigiosos de la región. Supuso esto una ventaja para ella y decidió hacerse a la mano de un merito que no era propio.
Pablo despertó a los pocos días, luego de los cuidados de Clara, y ante los ojos amorosos de su padre, quien no había dejado la casa del maestro ni a hospitalidad de la familia desde aquel primer encuentro, cuando despertó y fue puesto al tanto de su aventura y como había tomado esta un giro vacacional, el sonrió miró a la habitación y como la mayoría de las personas guiado solo por el brillo que podían ver sus ojos y sin preguntarse más allá, dijo mirando a Alba.
Sin Duda Maestro Roberto, que ha sido para mí una verdadera suerte, que su hija se ocupara de mi recuperación, y me cuidara tan esmeradamente-
Clara no podía creer lo escuchaba, ni su padre, menos escuchar a su Alba responder,
Joven Pablo, no tiene nada que agradecer es algo que estoy acostumbrada hacer, siempre mi padre nos enseñó a dar lo mejor de mi—
Por dentro, Clara está un poco molesta, pero a diferencia de su hermana no era una chica envidiosa o interesada, e tenía muy sin cuidado, la belleza y juventud de aquel joven o el dinero y apellido que ostentaba su padre, le causaba gracias escuchar a su hermana, habar y hablar sobre, cosa que no vivía, sobre valores y trabajo que, ella creyó que al no practicar sin duda no conocería.
Los días pasaron y la recuperación fue total, en la cena anunciaba Don Jorge que era hora de dejar de abusar del cariño y buena voluntad de la familia que mañana partirían hacia sus tierras, pero miro a su hijo cediéndole la palabra—
Maestro Roberto—Dijo el joven pablo que aun estaba cegado por el Brillo de Alba, por palabras bellas vestidos bonitos, (o seria que el golpe de la cabeza le había dejado mal—pensaba a veces clara cuando lo veía absorto en conversaciones sin sentido de fiestas y lujos)—Yo deseo abusarme una vez más de su persona, de su familia y de todo lo que han hecho por mí, así que me atrevo a pedirle que usted y sus hijas nos acompañen a nuestra casa, para que allí, con nuestra madre Alba pueda encargarse de preparar nuestra boda,---Sonrió mientras miraba la expresión de Triunfo y falso asombro dibujado en el rostro de la apenas niña—Claro si es algo que usted consiente—
El Maestro, sin duda no estaba de todo de acuerdo de cómo habían sucedido las cosas, pero amaba a su hija, y sabía que esto de una u otra manera la haría feliz, aunque en el fondo esperaba que ella algún día cambiaria para bien y su felicidad sería entera, sabía que esto sólo con mucho trabajo propio y dedicación—Asintió apenas y entre risas y brindis, se apagó la sonrisa de Clara por un momento pero al entender, sonrió y se unió a la celebración.
Los días transcurrían y Clara estaba sumergida entre libros , tareas, poesías, mientras que su padre y su hermana, conocían a la familia De la Torre, allá en sus tierras, esa tarde estaba Clara en el Establo bañando caballos y ordenando aquella zona de guerra como lo había dicho antes de salir, cuando un joven se acercó; se quedó asombrado mirándola, mirando sobre la paja un montón de libros y cuadernos con garabatos, miró a la joven descalza mientras realizaba su tarea, con la falda remangada, ella al verlo tan burlón—Seria y firme dijo—Puedo servirle a su merced en algo?-- El joven sonrió—Claro si no le molesta busco a la Joven de la Casa, sin duda en algún lugar debe estar escondida, --Semejante respuesta molestó a Clara—Venga le llevaré con ella-
Lo dirigió a la casa le preparó un té, en el salón y le dijo espere por favor, desea algo más—Claro dijo el caballero, si no le molesta, ¿podría quitarme usted las botas?—Vengo un poco cansado.
Claro sonrió, se agacho y le quito las botas al joven—Mientras se cambiaba y aseaba pensaba, que embustero, que vagabundo, sonrió y dijo, bueno tal vez tan bella espalda estuviera lastimada por el viaje—jajaj no pudo contener la risa, ya limpia y presentable entro en el salón-
Cuando el joven la miro, no estaba sorprendido; ambos sabían quien era ella; el sonrió galantemente y le dijo—Se ve mejor como estaba señorita, sin duda es más usted!!—
Clara se sonrojo por las palabras del joven—y pregunto—Me dirá quien es y por qué viene a buscarme-
Sin duda dijo el joven, mi nombre es Alfonso, y su padre me envió por usted, haga su equipaje que ahora mismo salimos.
Clara se preparó, supo que no pasaría nada malo o se lo hubieran dicho, y se preparo, para, pasar una temporada aburrida y de ociosidad entre aquella familia burguesa
Durante el viaje no le dijo mucho Alfonso; más bien fue ella quien le hizo toda clase de preguntas sobre aquel libro que el leía, no le dejo avanzar en su lectura, y ella se puso al corriente, haciéndolo prometer que se lo daría a préstamo recién lo terminara.
Al llegar a la casa el ambiente de fiesta no era el que ella esperaba, una familia más bien culta preparada de buen gusto, rodeados de libros y de un gusto por la música, los hermosos jardines de la Sra De la Torre sin duda ersn bien cuidados, se sorprendió ella al saber que los cuidaba ella misma, Pablo y Alba, como tortolos ensimismados en ellos mismos eran quienes acaparaban la atención de todos, los lujos y paseos mantenían a Aba con una postura de muñeca de adorno que sin duda era feliz ella así, recibiendo elogios y lisonjas de todos.
Cuando su padre la recibió, le dijo que pronto se marcharían, que no se preocupara, que la pasara bien y que descansara,
Aquella tarde cuando entro en su cuarto sobre su cama estaba el libro que leía Alfonso, lo tomo par leerlo salió al jardín para alumbrarse de la luna y allí estaba él con otro libro en las monos
---O no señorita este recién lo empiezo a leer no puedo hacerle una reseña y no estoy dispuesto a sedérselo también-
Clara o miró con una mirada dulce y le dijo—Le parece si se lo leo—Así pues tomo el libro de sus manos se sentó en el suelo junto a la banca donde estaba el y comenzó a leer—
Durante algunas tardes intercambiaron lectura y juegos, paseos, música y largas pláticas, fue la boda de su hermana y ella sabía que pronto debía marcharse, estas triste porque dejáremos Alba le dijo su padre, se ve hermosa y feliz..
No padre,--no es eso—Había buscado durante toda la ceremonia Alfonso y no había logrado verlo, creyó que no estaría presente, su padre la miró tiernamente y le dijo; yo creí que debía esperar para decirte esto, pero ha sido un pensamiento egoísta, no podía pensar que recién pierdo una hija, para empezar a preocuparme por perder otra; Clara intuyo por las palabras de su padre que Alfonso le abría dicho algo y lo miro con asombro.
El Sr De la Torre me ha comentado su interés en que su otro hijo, y tu se comprometan, no puede ser pensó Clara, no papa dile que no, dile que no estoy dispuesta a comprometerme con alguien sin amor—Dicho esto volvió fuertemente su cuerpo por que pensaba alejarse y choco contra lo bazos de Alfonso quien la miro profundamente la sonrió y le dijo—
Lo mismo he dicho a papá; que debía dejar que me ganara primero tu cariño; no pretendo, ser merecedor de tu mano, si no me gano tu amor, y sé que será difícil conquistar a una mujer independiente e inteligente, tomo su mano y la beso, pero no dudo, que me ayudaras.
Dicho esto Alfonso se perdió en la sonrisa con que Clara le daba un sí, un sí a la posibilidad de hacer un camino junto alguien increíble.
El Maestro sonrió al ver a los jóvenes, pues en su tiempo en aquella casa, había conocido y admirando a Alfonso, como un joven estudioso, respetuoso, por lo que había sido a él a quien le pidió ir por su hija y acompañarla en el viaje, por su puesto el joven, listo e intuitivo, quien por la charla de Clara, había descubierto mucho antes que la verdadera joya de la familia que salvó a su hermano, aquella noche de entre el lodo, sin duda alguna no era ella, se vio tentado a conocer a la joven que noblemente guardo silencio por la felicidad de su hermana. Pero al conocerla, dio gracias mil veces al cielo que su hermano no se fijara en ella, pues ahora era su amor...
Muchas veces el brillo desvía la atención de donde está el verdadero valor
Ella era la mayor de sus hijas, siempre metida en los libros aprendiendo cosas nuevas, en el campo escribiendo, o llevando la casa, desde que su madre murió al nacer su hermana Alba, esta más bien, por no haber tenido a su madre había sido educada bajo mimos desproporcionados, era caprichosa, vagabunda y poco provechosa.
La chica siempre estaba atenta a todo lo que necesitaran su padre y su hermana, su posición era de privilegio, no necesitaba ocuparse de labores domesticas pues tenían suficiente gente para ayudarles, pero ella era de las que necesitaba estar pendiente de todo, saber de todo y ocuparse personalmente de cuanto podía; temprano en la mañana le gustaba alimentar a los animales, y tal vez si el día lo permitía montar un rato a caballo, regresaba para preparar el alimento ella misma o supervisar que se hiciera de la manera que ella indicaba, ayudaba con la limpieza de las habitaciones y alguna vez se entrena, preparando ropa para su hermana o su padre, era intuitiva, juiciosa y muy critica esto lo había aprendido en los libros, los cuales siempre la llevaron a querer aprender más, leía todo lo que le caía en las manos, aunque fuera extraño o para muchos sin sentido práctico, poesía, novelas, historia, geografía, ciencia o lo que fuera.
Esa tarde llovía, ferozmente al punto que el río estaba por salirse de su cauce, Don Roberto y Clara acompañaron a los hombres del pueblo en su labor de rescatar no sólo a vecinos, ayudaba Clara a llenar sacos de arena junto a otras mujeres los cocían y los ponían apilados para evitar una catástrofe peor, escuchó a lo lejos un carruaje que corría a velocidad y volteó sin duda el chofer no se detendría al paso del río y podía ser peligroso, corrió, hasta el coche para salirle al pasó sin embargo no llegó a tiempo, momentos antes de llegar al rio los caballos se asustaron y el coche resbalo por el agua que llevaba ya el camino, se volcó y con ambos hombres el cochero y el hombre que viajaba en el coche; el cochero salió rodando, lleno de raspones y moretones un brazo muy herido, pero el pasajero, quedó atrapado en el coche con un fuerte golpe en la cabeza, Clara se apresuró a destaparlo y ayudarlo pidió ayuda y de inmediato fue llevado a su casa y puesto en una habitación, le vio un médico y Clara se dedicó las semanas siguientes a cuidarlo con el esmero y la dedicación que la caracterizaban en todo, no se separó de la cama del joven en mucho tiempo y estaba cansada, su padre debió enojarse con ella
Clara—Esto es demasiado ahora mismo te vas a tu cuarto a dormir, si no descansas no te dejare estar más cerca de este joven terminaras enferma en una cama a su lado—
--Padre aun no despierta—No quiero irme de su lado—
El Maestro Roberto mandó llamar a Alba y le dijo que cuidara del joven—
Como!!! Yo porqué saldría de paseo ahora mismo, que lo cuide la nana; por que yo debo hacerme cargo de las obras benéficas de mi hermana, que lo cuide alguien más,
No señorita- sentenció su padre- usted se quedará con él mientras su hermana descansa—
Clara, aun cuando no estaba de acuerdo en descansar, sus fuerzas ya le ganaban, tuvo que reconocer que su padre tenía razón aquello era demasiado para ella. Subió a su cuarto y en cuanto hubo tocado su cama durmió profundamente.
Un hombre elegante llamó a la puerta de la casa del Maestro Roberto, fueron a abrir y condujeron al Sr a una de las salas donde al ser atendido por el maestro, surgió esta plática---Mi nombre es, Jorge de la Torre, me informaron en el pueblo que hace unos días cuando la tormenta usted y su hija rescataron a un joven que viajaba en un carruaje y tuvo un accidente; mi hijo desapareció esa misma noche no he sabido nada de él, y me gustaría poder reconocer a su invitado,
Pero por supuesto sígame,--- le dijo Don Roberto—Mientras lo conducía al cuarto donde descansaba el joven;
Don Jorge miro aquel cuadro aquella joven sentada al lado de su hijo Pablo, quien se veía herido, aun dormido, pero sin embargo se notaba el cariño y esmero con que había sido cuidado y la atención que se centraba en que el sanara, miró a Alba, fijamente y se acerco cuando se acerco, le sujeto la mano y le dijo, señorita lo que usted ha hecho por mi hijo; nunca sabré como pagárselo; antes que su padre pudiera decir nada, Alba, contesto, no se preocupe señor, es algo que habría hecho por cualquiera—Sonrió—
Ahora descansada Clara y habiendo preparado algo fresco para el joven subió a la habitación para darle de comer y se encontró con toda aquella gente en la habitación, -que sucede aquí, salid todos ahora mismo, él necesita descansar y lo que menos necesita es tanta gente—
Ja jaja sonrió Don Jorge—Vaya esta muchacha de la casa es de verdad una fiera—
Es mi hija—Dijo el maestro—Mi hija mayor Clara
Alba sujeto al noble caballero del Brazo y lo condujo fuera del cuarto—Por favor sígame le llevare a tomar algo, dejemos que ella se ocupe ahora—
Clara no entendía lo que sucedía y era poco en realidad lo que le importaba porque a ella solo le preocupaba la salud de su paciente—
Sin embargo su padre ya había intuido lo que Alba Tramaba, no era una joven preparada o algo inteligente, pero a la hora de hacer cálculos rápidos, era ágil, había intuido por los modales y vestimenta del Señor que el joven sería de Buena familia, a demás su apellido De la Torre era uno de los más prestigiosos de la región. Supuso esto una ventaja para ella y decidió hacerse a la mano de un merito que no era propio.
Pablo despertó a los pocos días, luego de los cuidados de Clara, y ante los ojos amorosos de su padre, quien no había dejado la casa del maestro ni a hospitalidad de la familia desde aquel primer encuentro, cuando despertó y fue puesto al tanto de su aventura y como había tomado esta un giro vacacional, el sonrió miró a la habitación y como la mayoría de las personas guiado solo por el brillo que podían ver sus ojos y sin preguntarse más allá, dijo mirando a Alba.
Sin Duda Maestro Roberto, que ha sido para mí una verdadera suerte, que su hija se ocupara de mi recuperación, y me cuidara tan esmeradamente-
Clara no podía creer lo escuchaba, ni su padre, menos escuchar a su Alba responder,
Joven Pablo, no tiene nada que agradecer es algo que estoy acostumbrada hacer, siempre mi padre nos enseñó a dar lo mejor de mi—
Por dentro, Clara está un poco molesta, pero a diferencia de su hermana no era una chica envidiosa o interesada, e tenía muy sin cuidado, la belleza y juventud de aquel joven o el dinero y apellido que ostentaba su padre, le causaba gracias escuchar a su hermana, habar y hablar sobre, cosa que no vivía, sobre valores y trabajo que, ella creyó que al no practicar sin duda no conocería.
Los días pasaron y la recuperación fue total, en la cena anunciaba Don Jorge que era hora de dejar de abusar del cariño y buena voluntad de la familia que mañana partirían hacia sus tierras, pero miro a su hijo cediéndole la palabra—
Maestro Roberto—Dijo el joven pablo que aun estaba cegado por el Brillo de Alba, por palabras bellas vestidos bonitos, (o seria que el golpe de la cabeza le había dejado mal—pensaba a veces clara cuando lo veía absorto en conversaciones sin sentido de fiestas y lujos)—Yo deseo abusarme una vez más de su persona, de su familia y de todo lo que han hecho por mí, así que me atrevo a pedirle que usted y sus hijas nos acompañen a nuestra casa, para que allí, con nuestra madre Alba pueda encargarse de preparar nuestra boda,---Sonrió mientras miraba la expresión de Triunfo y falso asombro dibujado en el rostro de la apenas niña—Claro si es algo que usted consiente—
El Maestro, sin duda no estaba de todo de acuerdo de cómo habían sucedido las cosas, pero amaba a su hija, y sabía que esto de una u otra manera la haría feliz, aunque en el fondo esperaba que ella algún día cambiaria para bien y su felicidad sería entera, sabía que esto sólo con mucho trabajo propio y dedicación—Asintió apenas y entre risas y brindis, se apagó la sonrisa de Clara por un momento pero al entender, sonrió y se unió a la celebración.
Los días transcurrían y Clara estaba sumergida entre libros , tareas, poesías, mientras que su padre y su hermana, conocían a la familia De la Torre, allá en sus tierras, esa tarde estaba Clara en el Establo bañando caballos y ordenando aquella zona de guerra como lo había dicho antes de salir, cuando un joven se acercó; se quedó asombrado mirándola, mirando sobre la paja un montón de libros y cuadernos con garabatos, miró a la joven descalza mientras realizaba su tarea, con la falda remangada, ella al verlo tan burlón—Seria y firme dijo—Puedo servirle a su merced en algo?-- El joven sonrió—Claro si no le molesta busco a la Joven de la Casa, sin duda en algún lugar debe estar escondida, --Semejante respuesta molestó a Clara—Venga le llevaré con ella-
Lo dirigió a la casa le preparó un té, en el salón y le dijo espere por favor, desea algo más—Claro dijo el caballero, si no le molesta, ¿podría quitarme usted las botas?—Vengo un poco cansado.
Claro sonrió, se agacho y le quito las botas al joven—Mientras se cambiaba y aseaba pensaba, que embustero, que vagabundo, sonrió y dijo, bueno tal vez tan bella espalda estuviera lastimada por el viaje—jajaj no pudo contener la risa, ya limpia y presentable entro en el salón-
Cuando el joven la miro, no estaba sorprendido; ambos sabían quien era ella; el sonrió galantemente y le dijo—Se ve mejor como estaba señorita, sin duda es más usted!!—
Clara se sonrojo por las palabras del joven—y pregunto—Me dirá quien es y por qué viene a buscarme-
Sin duda dijo el joven, mi nombre es Alfonso, y su padre me envió por usted, haga su equipaje que ahora mismo salimos.
Clara se preparó, supo que no pasaría nada malo o se lo hubieran dicho, y se preparo, para, pasar una temporada aburrida y de ociosidad entre aquella familia burguesa
Durante el viaje no le dijo mucho Alfonso; más bien fue ella quien le hizo toda clase de preguntas sobre aquel libro que el leía, no le dejo avanzar en su lectura, y ella se puso al corriente, haciéndolo prometer que se lo daría a préstamo recién lo terminara.
Al llegar a la casa el ambiente de fiesta no era el que ella esperaba, una familia más bien culta preparada de buen gusto, rodeados de libros y de un gusto por la música, los hermosos jardines de la Sra De la Torre sin duda ersn bien cuidados, se sorprendió ella al saber que los cuidaba ella misma, Pablo y Alba, como tortolos ensimismados en ellos mismos eran quienes acaparaban la atención de todos, los lujos y paseos mantenían a Aba con una postura de muñeca de adorno que sin duda era feliz ella así, recibiendo elogios y lisonjas de todos.
Cuando su padre la recibió, le dijo que pronto se marcharían, que no se preocupara, que la pasara bien y que descansara,
Aquella tarde cuando entro en su cuarto sobre su cama estaba el libro que leía Alfonso, lo tomo par leerlo salió al jardín para alumbrarse de la luna y allí estaba él con otro libro en las monos
---O no señorita este recién lo empiezo a leer no puedo hacerle una reseña y no estoy dispuesto a sedérselo también-
Clara o miró con una mirada dulce y le dijo—Le parece si se lo leo—Así pues tomo el libro de sus manos se sentó en el suelo junto a la banca donde estaba el y comenzó a leer—
Durante algunas tardes intercambiaron lectura y juegos, paseos, música y largas pláticas, fue la boda de su hermana y ella sabía que pronto debía marcharse, estas triste porque dejáremos Alba le dijo su padre, se ve hermosa y feliz..
No padre,--no es eso—Había buscado durante toda la ceremonia Alfonso y no había logrado verlo, creyó que no estaría presente, su padre la miró tiernamente y le dijo; yo creí que debía esperar para decirte esto, pero ha sido un pensamiento egoísta, no podía pensar que recién pierdo una hija, para empezar a preocuparme por perder otra; Clara intuyo por las palabras de su padre que Alfonso le abría dicho algo y lo miro con asombro.
El Sr De la Torre me ha comentado su interés en que su otro hijo, y tu se comprometan, no puede ser pensó Clara, no papa dile que no, dile que no estoy dispuesta a comprometerme con alguien sin amor—Dicho esto volvió fuertemente su cuerpo por que pensaba alejarse y choco contra lo bazos de Alfonso quien la miro profundamente la sonrió y le dijo—
Lo mismo he dicho a papá; que debía dejar que me ganara primero tu cariño; no pretendo, ser merecedor de tu mano, si no me gano tu amor, y sé que será difícil conquistar a una mujer independiente e inteligente, tomo su mano y la beso, pero no dudo, que me ayudaras.
Dicho esto Alfonso se perdió en la sonrisa con que Clara le daba un sí, un sí a la posibilidad de hacer un camino junto alguien increíble.
El Maestro sonrió al ver a los jóvenes, pues en su tiempo en aquella casa, había conocido y admirando a Alfonso, como un joven estudioso, respetuoso, por lo que había sido a él a quien le pidió ir por su hija y acompañarla en el viaje, por su puesto el joven, listo e intuitivo, quien por la charla de Clara, había descubierto mucho antes que la verdadera joya de la familia que salvó a su hermano, aquella noche de entre el lodo, sin duda alguna no era ella, se vio tentado a conocer a la joven que noblemente guardo silencio por la felicidad de su hermana. Pero al conocerla, dio gracias mil veces al cielo que su hermano no se fijara en ella, pues ahora era su amor...
Muchas veces el brillo desvía la atención de donde está el verdadero valor
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