Llegando a casa Nuit, dio cena a su niño; lo acostó y mientras lo arropaba, se quedó sentada junto a la cama velando su sueño, con sus ojos grandes, el pequeño no dejaba de mirarla; para que se durmiera le contó una historia…
Era un joven llamado Isaack, enamorado de una princesa, preciosa; cuando su padre el rey, debía pensar en casar a Michell la princesa; pidió que todo aquel que pensará que podría tener el amor de la princesa, fuera a verlo, prometió escuchar a todos.
Isaack, acudió al rey quien a pesar de estar cansado de escuchar jóvenes aún cumplía su promesa y los escuchaba, algunos decían, “Debe darme la mano de la princesa porque soy un hombre justo y trabajador”, “ A mi debe darme la mano de la princesa porque poseo riqueza y bajo la protección de mi espada nada le pasa”, muchas razones había escuchado su majestad.
Isaack se sentó al lado del rey y le dijo; -un día vi a la princesa Michell; y ella se enamoro de mí, fui torpe y no reconocí su cariño, por lo que lo perdí..
El rey lo miró frunciendo el seño y le dijo –y con ese argumento me pides su mano, diciéndome que te has equivocado, no te daré yo su mano, para que vuelvas a lastimarla.
Isaack, miró al rey de una manera firme, y dijo.- Claro, que debe darme su mano, nadie mejor que yo, sabe lo que significa su amor, y lo que significa perderlo; no hay alguien en todo el mundo, que buscará como yo la mejor manera de amarla y hacerla feliz.
Jejeje-Sonrió el Rey a carcajadas, entendía lo que es amar y perder, pero era acaso, que cuando se ama y se pierde se merece otra oportunidad, o estaba bien el vacio que Isaack estaba pagando; miró al joven y le dijo- vete ya te he escuchado yo he de pensar muy bien lo que haré
Era un joven llamado Isaack, enamorado de una princesa, preciosa; cuando su padre el rey, debía pensar en casar a Michell la princesa; pidió que todo aquel que pensará que podría tener el amor de la princesa, fuera a verlo, prometió escuchar a todos.
Isaack, acudió al rey quien a pesar de estar cansado de escuchar jóvenes aún cumplía su promesa y los escuchaba, algunos decían, “Debe darme la mano de la princesa porque soy un hombre justo y trabajador”, “ A mi debe darme la mano de la princesa porque poseo riqueza y bajo la protección de mi espada nada le pasa”, muchas razones había escuchado su majestad.
Isaack se sentó al lado del rey y le dijo; -un día vi a la princesa Michell; y ella se enamoro de mí, fui torpe y no reconocí su cariño, por lo que lo perdí..
El rey lo miró frunciendo el seño y le dijo –y con ese argumento me pides su mano, diciéndome que te has equivocado, no te daré yo su mano, para que vuelvas a lastimarla.
Isaack, miró al rey de una manera firme, y dijo.- Claro, que debe darme su mano, nadie mejor que yo, sabe lo que significa su amor, y lo que significa perderlo; no hay alguien en todo el mundo, que buscará como yo la mejor manera de amarla y hacerla feliz.
Jejeje-Sonrió el Rey a carcajadas, entendía lo que es amar y perder, pero era acaso, que cuando se ama y se pierde se merece otra oportunidad, o estaba bien el vacio que Isaack estaba pagando; miró al joven y le dijo- vete ya te he escuchado yo he de pensar muy bien lo que haré
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