Había pasado tiempo sin poder ir a la plaza, luego de tocar su pequeña flauta un rato, miró que estaba rodeada de gente y comenzó a contar una historia.
En un pueblo muy lejano, junto a las montañas, donde los árboles crecían fuertes y nobles, igual que las personas. Había un hombre noble que tenía con él un tesoro muy antiguo, su familia, durante mucho tiempo fue la elegida para custodiar esta reliquia; y de padres a hijos lo fueron pasando hasta el día de hoy; cada vez que el Padre miraba que su hijo se convertía en caballero le dejaba hacer uso de la magia.
El tesoro era una pieza muy rara y mágica, un espejo que tenía la capacidad de reflejar la verdad que existía dentro de las personas; en ocasiones el hombre noble dejaba que alguien se mirara al espejo; y viera su reflejo; él al igual que sus antepasados, consideraban, que algunas ocasiones necesitamos mirar dentro de nosotros mismos para encontrar la verdad.
Padre deseo que me dejes ver en el espejo mágico por favor--; insistía Fernando el hijo de Don Alfredo, pero este no se lo permitía, siempre le decía, -hijo sabes que no debemos usar a magia del espejo para nosotros mismos, es nuestro deber cuidarlo y en ocasiones dejar que otros lo utilicen pero nosotros no; no podemos aprovechar este recurso en nuestro privilegio no seriamos dignos guardianes.
De una tierra muy lejana, llegó un Joven príncipe su nombre era Armando, el venía buscando la sabiduría del espejo, llegó a la casa de Don Alfredo con un cargamento de regalos para el guardián del espejo; con la intensión de ganarse el favor del noble y poder ver su reflejo; Armando había sido preparado en artes antiguas y recibido una gran educación, sus modales y preparación se veían enmarcados una personalidad privilegiada (De esas que algunos aunque se llamen noble nunca podrán comprar o tener).
(XD no hablo de nadie...XDen particular 
)
Don Alfredo-se inclinó el joven príncipe en señal de respeto-vengo desde mi país, he atravesado muchas tierra y enfrentado grandes dificultades, en unos meses, seré coronado el rey de mi tierra, y me gustaría saber cuál es la verdad de mi corazón; si mi pueblo necesita que yo cambie o aprenda algo debe ser ahora que hay tiempo, le pido me deje mirar en el espejo.
Don Alfredo levantó al joven , para que lo mirara de frente y le dijo-Bueno y si el reflejo que ves a través del espejo no es bueno; ¿qué aras?
El príncipe Armando, le dijo,- si mi reflejo no es agradable o bueno; le aseguro que seré el primero que no aceptará ser el rey.
Don Alfredo lo invitó a disfrutar de su hospitalidad y le dijo que en un día o dos conocería su respuesta, mientras el príncipe esperaba paciente saber si de alguna manera, podría encontrar su reflejo verdadero en el espejo, disfrutaba de la compañía y largas pláticas con Don Alfredo; este le hacía toda clase de preguntas, disfrutaba de su compañía, de la elegancia y buenas maneras que aquel príncipe tenía, por supuesto imaginaran que de todo aquello también dependía en gran parte la decisión del hombre.
Fernando se acercó a su padre, celoso como era él y envidioso de la manera que tenía el príncipe, porque esa manera, agradaba a todos, y atraía atención, que muchas veces el quiso y no tuvo,--Padre no lo deje mirarse en el espejo, no me agrada, si le deja, pídale a cambio uno de esos grandes tesoros que ha traído para usted.
Don Alfredo, sonrío y fue hasta la habitación del espejo, tras de sí cerró las puertas fuertemente custodiadas, quitó la cortina que cubrían el espejo y poco a poco desde abajo, miro humildemente, la imagen que aquel reflejaba, se veía este como un joven, fuerte, vigoroso, con armadura dorada resplandeciente, cuál caballero, era hermoso, de piel morena y ojos llenos de vida, sobre su frente, no había un yelmo si no una suave corona de laureles; se escuchó la voz de espejo que decía,- esperas algún día que refleje otra cosa yo de ti Alfredo, siempre la belleza de tu corazón, la nobleza de tu alma, serán reflejas por mí, eres un hombre justo y sabio, tu poder, no está en la fuerza de tu espada, si no en el valor de tu corazón, desde la primera vez que te reflejaste en mí, cuando joven tu padre te permitió hacerlo, vienes a mí buscando algo en tu reflejo que necesite mejorarse, sin embargo, cada día que vienes tu reflejo es más hermoso.
En un pueblo muy lejano, junto a las montañas, donde los árboles crecían fuertes y nobles, igual que las personas. Había un hombre noble que tenía con él un tesoro muy antiguo, su familia, durante mucho tiempo fue la elegida para custodiar esta reliquia; y de padres a hijos lo fueron pasando hasta el día de hoy; cada vez que el Padre miraba que su hijo se convertía en caballero le dejaba hacer uso de la magia.
El tesoro era una pieza muy rara y mágica, un espejo que tenía la capacidad de reflejar la verdad que existía dentro de las personas; en ocasiones el hombre noble dejaba que alguien se mirara al espejo; y viera su reflejo; él al igual que sus antepasados, consideraban, que algunas ocasiones necesitamos mirar dentro de nosotros mismos para encontrar la verdad.
Padre deseo que me dejes ver en el espejo mágico por favor--; insistía Fernando el hijo de Don Alfredo, pero este no se lo permitía, siempre le decía, -hijo sabes que no debemos usar a magia del espejo para nosotros mismos, es nuestro deber cuidarlo y en ocasiones dejar que otros lo utilicen pero nosotros no; no podemos aprovechar este recurso en nuestro privilegio no seriamos dignos guardianes.
De una tierra muy lejana, llegó un Joven príncipe su nombre era Armando, el venía buscando la sabiduría del espejo, llegó a la casa de Don Alfredo con un cargamento de regalos para el guardián del espejo; con la intensión de ganarse el favor del noble y poder ver su reflejo; Armando había sido preparado en artes antiguas y recibido una gran educación, sus modales y preparación se veían enmarcados una personalidad privilegiada (De esas que algunos aunque se llamen noble nunca podrán comprar o tener).
(XD no hablo de nadie...XDen particular )Don Alfredo-se inclinó el joven príncipe en señal de respeto-vengo desde mi país, he atravesado muchas tierra y enfrentado grandes dificultades, en unos meses, seré coronado el rey de mi tierra, y me gustaría saber cuál es la verdad de mi corazón; si mi pueblo necesita que yo cambie o aprenda algo debe ser ahora que hay tiempo, le pido me deje mirar en el espejo.
Don Alfredo levantó al joven , para que lo mirara de frente y le dijo-Bueno y si el reflejo que ves a través del espejo no es bueno; ¿qué aras?
El príncipe Armando, le dijo,- si mi reflejo no es agradable o bueno; le aseguro que seré el primero que no aceptará ser el rey.
Don Alfredo lo invitó a disfrutar de su hospitalidad y le dijo que en un día o dos conocería su respuesta, mientras el príncipe esperaba paciente saber si de alguna manera, podría encontrar su reflejo verdadero en el espejo, disfrutaba de la compañía y largas pláticas con Don Alfredo; este le hacía toda clase de preguntas, disfrutaba de su compañía, de la elegancia y buenas maneras que aquel príncipe tenía, por supuesto imaginaran que de todo aquello también dependía en gran parte la decisión del hombre.
Fernando se acercó a su padre, celoso como era él y envidioso de la manera que tenía el príncipe, porque esa manera, agradaba a todos, y atraía atención, que muchas veces el quiso y no tuvo,--Padre no lo deje mirarse en el espejo, no me agrada, si le deja, pídale a cambio uno de esos grandes tesoros que ha traído para usted.
Don Alfredo, sonrío y fue hasta la habitación del espejo, tras de sí cerró las puertas fuertemente custodiadas, quitó la cortina que cubrían el espejo y poco a poco desde abajo, miro humildemente, la imagen que aquel reflejaba, se veía este como un joven, fuerte, vigoroso, con armadura dorada resplandeciente, cuál caballero, era hermoso, de piel morena y ojos llenos de vida, sobre su frente, no había un yelmo si no una suave corona de laureles; se escuchó la voz de espejo que decía,- esperas algún día que refleje otra cosa yo de ti Alfredo, siempre la belleza de tu corazón, la nobleza de tu alma, serán reflejas por mí, eres un hombre justo y sabio, tu poder, no está en la fuerza de tu espada, si no en el valor de tu corazón, desde la primera vez que te reflejaste en mí, cuando joven tu padre te permitió hacerlo, vienes a mí buscando algo en tu reflejo que necesite mejorarse, sin embargo, cada día que vienes tu reflejo es más hermoso.
En diferentes ocasiones, Don Alfredo había recurrido a mirarse al espejo, porque tenía la necesidad de saber si algo, que él estaba haciendo era lo correcto si alguna de sus decisiones que muchas veces eran difíciles de tomar, eran erradas; sin embargo, siempre que decidía o actuaba antes pensaba muy bien en las personas que podían verse afectadas y sus actos eran producto de mucho estudio y meditación, esto hacía que él estuviera tranquilo con el mismo.
Don Alfredo tapó el espejo y se fue a descansar pasó por la habitación del príncipe y le dijo, -joven príncipe, mañana temprano lo llevaré ante el espejo este preparado.
Fernando escuchaba escondido y no pudo soportar, saber que el príncipe tendría su reflejo y él que tantas veces lo había pedido su padre no lo dejaba aún hacerlo, empezó su plan en ese mismo momento y no durmió esa noche detallando los planes pues él también quería verse en el espejo.
Don Alfredo pasó muy temprano en la mañana e invitó al príncipe a acompañarlo a la habitación, una vez allí ambos, le puso frente al espejo y le dijo, --Este momento es suyo, yo aguardare aquí-- se retiró a un extremo de la habitación donde sintió que no interrumpiría.
El joven príncipe descubrió el espejo y no se atrevía casia levantar su mirada del suelo, poco a poco se llenó de valor, y alzo la mirada, vio su reflejo en el espejo y el espejo, con vos suave empezó a describir que era los que sus ojos miraban...
Eres un joven lleno de vida, tu reflejo como hombre joven y hermoso, no se debe a tu belleza exterior, sino a ese deseo que nace en tu corazón de aprende para servir a tu gente, tu ropa que ves bordada de hilos de oro, refleja tu manera tan humana con que sueles mirar a todos y darles trato especial como seres humanos, esa sonrisa que ilumina tu rostro es la característica alegría con que emprendes cada una de las tareas a las que la vida te enfrenta.
El joven miraba asombrado y escuchaba más asombrado aún –Dime algo en lo que deba mejorar dime donde están mis fallas para poder corregirlas—
Tranquilo -le dijo el espejo—las hay todos tenemos fallas, defectos y cosas que se deben corregir, eso no es malo, lo malo, es no querer mirarlas, o no hacer algo para crecer por el bien nuestro y de los demás.
El príncipe, asombrado tapo de nuevo el espejo y se dirigió a Don Alfredo, este recordando su primera vista en el espejo le dijo- vamos lo llevaré al jardín es buena idea que tome aire y este a solas con usted un rato
Así lo hizo, pero mientras conducía a su invitado a las afueras de la casa, no podía imaginarse lo que estaba pronto a ocurrir le dejó en el jardín y entró en busca de su hijo.
Fernando había logrado colarse en la habitación del espejo a un descuido de los guardas estaba ahora por cumplir su más anhelado deseo y destapar el espejo para ver su reflejo cuando escucho la vos de su padre-- no lo hagas hijo mío— Grito desesperado,- pero su hijo en lugar de obedecer se apresuro a destapar más pronto el espejo ;con la mirada fija en el reflejo, no pudo más que ver la verdad de él mismo.
Sus ojos , y su cuerpo empezaron a temblar al momento en que el espejo comenzó a decirle que era lo que él veía,- tu cuerpo, encorvado y lleno de heridas sólo refleja como es tú corazón, envidioso y carcomido por los celos y la corrupción, tus ojos marcados por las sombras, son aquellos con los que sueles mirar a todos los seres como despreciables, de tu boca salen culebras y sapos, porque es de esa manera que te refieres a todo lo que en tu vida existe, de una manera desagradable y dándole muy poco valor, tus ropas en harapos, no dicen más que la pobreza de espíritu que tienes, incapaz de sentir respeto, por algo, alguien y ni siquiera por ti mismo, no puedo seguir describiendo tú imagen, porque tú reflejo se borra de mí, desaparece, porque no eres una persona de la que valga hacer una descripción.
Fernando sentía en su pecho cientos y cientos de puñales, que lo perforaban, que lo llenaban de dolor cayó al suelo rendido, abatido por ver la verdad de la persona que era y no tener dentro de él algo de valor.
Su padre que mientras el espejo decía su verdad, no había hecho más que sollozar por su hijo, corrió abrazarlo.
Padre ahora entiendo porque no has querido que viera esto antes, soy tan horrible que debo ser una vergüenza para todos.
Su padre lo abrazo y le dijo,-- hijo mío te amo, como eres , y yo estaré siempre a tu lado.
No padre- decía entre lágrimas Fernando,- debo cambiar, debo aprender a mejorar, tratar diferente a los demás, dominar mi temperamento, cultivar mi inteligencia, y no creer como hago a veces que soy el centro del universo, dime por favor que perdonas mi altanería, que aún puedes enseñarme y que sabrás perdonarme padre, no quiero ser ese que se refleja en espejo ayúdame por favor.
Mientras decía esto Fernando; su padre logro ver como en el reflejo del espejo algo cambiaba; era una pequeña enredadera que empezaba a subir por la pierna del joven, mientras que él espejo decía estas palabras...
Muchas veces nosotros mismos nos negamos a ver en realidad, cuáles son nuestros defectos; y si otros notan en nosotros alguna debilidad y la mencionan, no tenemos la humildad de aprender o tratar de corregirla, la verdad de quienes somos, no puede reflejarla un espejo ordinario.
Esa verdad de la persona que somos; la llevamos nosotros mismos dentro de nuestro corazón, se nos nota, siempre reflejamos lo que somos con nuestras acciones, con el respeto que tenemos por los demás, con nuestro actuar.
Muchas veces creemos que engañamos a otros poniéndonos una máscara de gentileza o nobleza, pero a verdad es que lo que hay dentro del corazón de cada uno, siempre busca la manera de salir
Así pues Padre e hijo se despedían, mientras Fernando empezaba una nueva etapa, ahora el viajaría con el príncipe, para ayudar, para servir, para aprender, crecer y encontrar dentro de sí aquello que él quería reflejar
Don Alfredo tapó el espejo y se fue a descansar pasó por la habitación del príncipe y le dijo, -joven príncipe, mañana temprano lo llevaré ante el espejo este preparado.
Fernando escuchaba escondido y no pudo soportar, saber que el príncipe tendría su reflejo y él que tantas veces lo había pedido su padre no lo dejaba aún hacerlo, empezó su plan en ese mismo momento y no durmió esa noche detallando los planes pues él también quería verse en el espejo.
Don Alfredo pasó muy temprano en la mañana e invitó al príncipe a acompañarlo a la habitación, una vez allí ambos, le puso frente al espejo y le dijo, --Este momento es suyo, yo aguardare aquí-- se retiró a un extremo de la habitación donde sintió que no interrumpiría.
El joven príncipe descubrió el espejo y no se atrevía casia levantar su mirada del suelo, poco a poco se llenó de valor, y alzo la mirada, vio su reflejo en el espejo y el espejo, con vos suave empezó a describir que era los que sus ojos miraban...
Eres un joven lleno de vida, tu reflejo como hombre joven y hermoso, no se debe a tu belleza exterior, sino a ese deseo que nace en tu corazón de aprende para servir a tu gente, tu ropa que ves bordada de hilos de oro, refleja tu manera tan humana con que sueles mirar a todos y darles trato especial como seres humanos, esa sonrisa que ilumina tu rostro es la característica alegría con que emprendes cada una de las tareas a las que la vida te enfrenta.
El joven miraba asombrado y escuchaba más asombrado aún –Dime algo en lo que deba mejorar dime donde están mis fallas para poder corregirlas—
Tranquilo -le dijo el espejo—las hay todos tenemos fallas, defectos y cosas que se deben corregir, eso no es malo, lo malo, es no querer mirarlas, o no hacer algo para crecer por el bien nuestro y de los demás.
El príncipe, asombrado tapo de nuevo el espejo y se dirigió a Don Alfredo, este recordando su primera vista en el espejo le dijo- vamos lo llevaré al jardín es buena idea que tome aire y este a solas con usted un rato
Así lo hizo, pero mientras conducía a su invitado a las afueras de la casa, no podía imaginarse lo que estaba pronto a ocurrir le dejó en el jardín y entró en busca de su hijo.
Fernando había logrado colarse en la habitación del espejo a un descuido de los guardas estaba ahora por cumplir su más anhelado deseo y destapar el espejo para ver su reflejo cuando escucho la vos de su padre-- no lo hagas hijo mío— Grito desesperado,- pero su hijo en lugar de obedecer se apresuro a destapar más pronto el espejo ;con la mirada fija en el reflejo, no pudo más que ver la verdad de él mismo.
Sus ojos , y su cuerpo empezaron a temblar al momento en que el espejo comenzó a decirle que era lo que él veía,- tu cuerpo, encorvado y lleno de heridas sólo refleja como es tú corazón, envidioso y carcomido por los celos y la corrupción, tus ojos marcados por las sombras, son aquellos con los que sueles mirar a todos los seres como despreciables, de tu boca salen culebras y sapos, porque es de esa manera que te refieres a todo lo que en tu vida existe, de una manera desagradable y dándole muy poco valor, tus ropas en harapos, no dicen más que la pobreza de espíritu que tienes, incapaz de sentir respeto, por algo, alguien y ni siquiera por ti mismo, no puedo seguir describiendo tú imagen, porque tú reflejo se borra de mí, desaparece, porque no eres una persona de la que valga hacer una descripción.
Fernando sentía en su pecho cientos y cientos de puñales, que lo perforaban, que lo llenaban de dolor cayó al suelo rendido, abatido por ver la verdad de la persona que era y no tener dentro de él algo de valor.
Su padre que mientras el espejo decía su verdad, no había hecho más que sollozar por su hijo, corrió abrazarlo.
Padre ahora entiendo porque no has querido que viera esto antes, soy tan horrible que debo ser una vergüenza para todos.
Su padre lo abrazo y le dijo,-- hijo mío te amo, como eres , y yo estaré siempre a tu lado.
No padre- decía entre lágrimas Fernando,- debo cambiar, debo aprender a mejorar, tratar diferente a los demás, dominar mi temperamento, cultivar mi inteligencia, y no creer como hago a veces que soy el centro del universo, dime por favor que perdonas mi altanería, que aún puedes enseñarme y que sabrás perdonarme padre, no quiero ser ese que se refleja en espejo ayúdame por favor.
Mientras decía esto Fernando; su padre logro ver como en el reflejo del espejo algo cambiaba; era una pequeña enredadera que empezaba a subir por la pierna del joven, mientras que él espejo decía estas palabras...
Muchas veces nosotros mismos nos negamos a ver en realidad, cuáles son nuestros defectos; y si otros notan en nosotros alguna debilidad y la mencionan, no tenemos la humildad de aprender o tratar de corregirla, la verdad de quienes somos, no puede reflejarla un espejo ordinario.
Esa verdad de la persona que somos; la llevamos nosotros mismos dentro de nuestro corazón, se nos nota, siempre reflejamos lo que somos con nuestras acciones, con el respeto que tenemos por los demás, con nuestro actuar.
Muchas veces creemos que engañamos a otros poniéndonos una máscara de gentileza o nobleza, pero a verdad es que lo que hay dentro del corazón de cada uno, siempre busca la manera de salir
Así pues Padre e hijo se despedían, mientras Fernando empezaba una nueva etapa, ahora el viajaría con el príncipe, para ayudar, para servir, para aprender, crecer y encontrar dentro de sí aquello que él quería reflejar
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